A mediados de los setenta, el pintor expresionista irlandés Francis Bacon culminó Tríptico, 1976, un conjunto en tres piezas que los críticos valoran singularmente por su inspiración en la mitología griega clásica y por aglutinar en una sola composición todo el poderoso universo simbólico creado por el dublinés durante tres décadas de expresión artística. Para los evaluadores de la Casa Sotheby's, semejante volumen de valores artísticos bien merecían una generosa conversión en euros: 45,2 millones. Para el mercado del arte, esta evaluación fue incluso insuficiente y un comprador desembolsó la madrugada del pasado jueves 55 millones de euros por la obra, convirtiéndola automáticamente en la pieza de arte contemporáneo más cara de todos los tiempos.
Apenas unas horas antes, la sala Christie's había adjudicado una de las obras cumbres de Lucien Freud, Benefits supervisor sleeping por la cifra récord de 21,3 millones de euros, convirtiendo al nieto del insigne padre del psicoanálisis en el artista vivo más cotizado.
No fueron hechos aislados. Las sesiones en las que se adquirieron ambas obras resultaron ser las más jugosas de toda la temporada para Sotheby's y Christie's, que intermediaron en total cerca de 500 millones de euros en apenas 48 horas. ¿Acaso los coleccionistas de arte no notan la crisis?
Andrew Montgomery, responsable de Comunicación de Sotheby's España, tiene su propia teoría para explicar semejante nivel de actividad. 'El mercado del arte no se mueve bajo los mismos impulsos que los mercados financieros. Las crisis económicas tardan meses en notarse y las fluctuaciones son mucho más suaves'.
Los datos le dan la razón. Mientras el ciclón subprime sumía en una profunda depresión a la economía global, las ventas de obras de arte marcaron en 2007 su máximo histórico. 'En sólo un semestre habíamos superado los ingresos de cualquier ejercicio anterior', apunta Montgomery.
Este año la cosa ha empezado más suave. Los resultados del primer trimestre de Sotheby's muestran una caída de ingresos del 12% y unas pérdidas netas de 7,7 millones de euros, cuando en el mismo periodo del año anterior el saldo fue positivo en 15,5 millones.
La primavera lo ha cambiado todo. La subasta de arte contemporáneo de ayer, en la que se vendió la obra de Bacon, supuso para la casa unos ingresos de 233,8 millones de euros y apenas una semana antes Sotheby's había cerrado la puja de arte impresionista más rentable de su historia.
Cuando al presidente de Sotheby's, Bill Ruprecht, le tocó explicar a sus accionistas las pérdidas de 7,7 millones de euros cosechadas por la prestigiosa casa de subastas durante el primer trimestre del año no dudó en identificar la causa. La feroz competencia en el mercado del arte les había obligado a reducir las comisiones que cobran por colocar las piezas y había recortado sus ingresos por este capítulo. 'Si nosotros podemos mover un Bacon o un Matisse es porque ofrecemos a nuestros clientes unas condiciones más ventajosas (es decir, menos comisiones)', señalan desde la casa. Pese a ello, a partir del 1 de julio la casa actualizará sus tarifas para cubrir costes: 25% para los primeros 32.300 euros; 20%, hasta los 613.700; y 12%, a partir de los 646.000 euros.