28.2.11

«La CIA y el Expresionismo Abstracto»

Esta semana hemos descubierto una noticia muy interesante sobre el Expresionismo Abstracto y la CIA. En concreto hablaremos del mecenazgo secreto de la CIA con esta corriente artística en la guerra fría cultural.Una historiadora lo confirmó recientemente en la prensa Británica, así como el diario italiano La Repubblica se cuestionaba sobre la explotación ideológica de esa corriente artística.
Pollock, De Kooening, Rothko, Motherwell fueron algunos de los maestros del expresionismo, muy poco simples y bastante escandalosos. Protagonistas de una corriente que iba realmente contra la corriente, una bofetada a las convicciones de la sociedad burguesa, y que contó a pesar de ello con el respaldo del mismísimo sistema. Por primera vez se confirma un rumor que ha circulado durante años: la CIA financió abundantemente el expresionismo abstracto. Objetivo de los servicios secretos estadounidenses: seducir las mentes de las clases alejadas de la burguesía durante los años de la guerra fría. Fue precisamente la CIA quien organizó las primeras grandes exposiciones del New American Painting, que dieron a conocer las obras del expresionismo abstracto en las principales ciudades europeas: Modern Art in the United States (1955) y Masterpieces of the Twentieth Century (1952).
Donald Jameson, ex funcionario de la agencia, es el primero en admitir que el apoyo concedido a los artistas expresionistas formaba parte de la política de «correa larga» (long leash) a favor de los intelectuales. Una refinada estrategia: mostrar la creatividad y la vitalidad espiritual, artística y cultural de la sociedad capitalista en contraste con la monotonía de la Unión Soviética y de sus satélites. Estrategia adoptada y aplicada en todos los sentidos.
El apoyo de la CIA privilegiaba revistas culturales, como Encounter, Preuves y, en Italia, Tempo presente de Silone y Chiaramonte. Y también formas de arte menos burguesas, como el jazz, a veces, y, precisamente, nada más y nada menos que el expresionismo abstracto.
Los hechos se remontan a los años 1950 y 1960, cuando Pollock y los demás representantes de su corriente no tenían buena reputación en Estados Unidos. Para tener una idea del ambiente que los rodeaba basta con recordar la frase del presidente Truman: «Si eso es arte, yo soy un hotentote.» Pero el gobierno de Estados Unidos, recuerda Jameson, tenía precisamente en aquellos años la difícil tarea de tratar de promover la imagen del sistema estadounidense y en particular de sus fundamentos, la 5ª enmienda, la libertad de expresión, gravemente empañados todos como consecuencia de la cacería de brujas desatada por el senador Joseph McCarthy, en nombre de la lucha contra el comunismo.
Para ello era necesario enviar al mundo una señal fuerte y clara con un sentido opuesto al del maccarthismo. Esa misión fue encomendada a la CIA que, en el fondo, operaría con toda coherencia. Paradójicamente, en efecto, en aquella época la agencia constituía un enclave «liberal» en un mundo encaminado decisivamente a la derecha. Dirigida por agentes y asalariados provenientes en su mayoría de las mejores universidades, a menudos ellos mismos coleccionistas de arte, artistas figurativos o escritores, los funcionarios de la CIA representaban el contrapeso de los métodos, de las convenciones beatas y del furor anticomunista del FBI y de los colaboradores del senador McCarthy.
«El expresionismo abstracto, yo diría que somos justamente nosotros en la CIA los que lo inventamos –declara hoy Donald Jameson, citado por el cotidiano británico The Independent después de haber echado una ojeada y de haber percibido al vuelo las novedades de Nueva York, en el Soho. Bromas aparte, enseguida vimos muy claramente la diferencia. El expresionismo abstracto era el tipo de arte ideal para mostrar lo rígido, estilizado, estereotipado que era el realismo socialista de rigor en Rusia. Fue así como nos decidimos a actuar en ese sentido.»
Pero, ¿lo sabían Pollock, Motherwell, de Kooning y Rothko? «Claro que no –declara inmediatamente Jameson– los artistas no estaban al corriente de nuestro juego. Hay que excluir que gente como Rothko o Pollock supiesen nunca que estaban siendo ayudados desde la sombra por la CIA, que sin embargo tuvo un papel esencial en el lanzamiento de ellos y en la promoción de sus obras. Y en el vertiginoso aumento de sus ganancias.»
Sin duda otro caso más de la corrupción generada por el sistema para el control de las masas. Esperamos vuestras opiniones.

16.2.11

«El problema en el arte es la falsedad y la corrupción»

TEXTO DE J. R. SEGUÍ
Barbara Rose. Historiadora, crítica de arte y comisaria


¿Quién manda hoy en el arte?
El dinero. Sólo el dinero. Estamos en tiempo de crisis mundial y quien lo tiene manda. Ahora están construyendo en Abu Dabi un nuevo Guggenheim y sus exposiciones serán muy caras y si son de grandes artistas aún más porque los seguros se han ido al cielo.

¿Y si ahora es el dinero antes era la crítica, los museos, los galeristas...?

La crítica no cuenta para nada. Nadie se interesa por la crítica. En Estados Unidos quienes compran arte son los grandes de Wall Street y ellos no tienen tiempo para estudiar o leer.
Pero alguien tendrá que decidir qué es válido o qué no lo es.
Dependen de qué arte se hable. Si es de arte contemporáneo hay que mirar al país. En cada lugar es diferente. Y el país más honesto hoy en día es Alemania porque el gobierno financia, pero no decide. El sistema alemán es el más honesto de Occidente.
Ha visto el arte desde la visión crítica e histórica y ha estado casada con uno de los grandes ¿Cuánto hay de verdad en el mundo artístico?
Todo ha cambiado mucho. En Nueva York actualmente no hay diálogo. Le voy a poner un ejemplo: Jeff Koons se ha convertido en uno de los grandes coleccionistas y tiene el dinero de los coleccionistas que han comprado sus obras. Él ha trabajado en Wall Street, conoce las reglas e invierte, pero en arte antiguo o sobre valores seguros. El valor del arte contemporáneo ya no es seguro. Hay un cambio en el mercado y a la hora de invertir hay que hacerlo con seguridad.
Se ha desvirtuado lo contemporáneo.
El problema ha sido la falsedad y la especulación.
¿Y qué pinta el publico, sólo es testigo mudo?
Al gran público no le interesa el arte, le interesa la vida del artista, si Van Gogh se cortó una oreja, si aquel hacía tal cosa... Pero he de admitir que el español es un espectador sano porque en este país hay menos especulación y la gente acude a los museos a ver arte.
¿Cree que las galerías de arte también se han desmarcado del papel de mecenazgo para convertirse en simple negocio? ¿Cabría hoy un galerista como Leo Castelli, por ejemplo?
No lo sé, pero no veo ninguna galería decidida. Hay términos medios, pero no se presentan a jóvenes creadores. A ellos hay que ir a buscarlos. Existe un arte emergente muy interesante en los barrios de las grandes ciudades y en pequeñas galerías.
¿El arte es espectáculo, como dice Damien Hirst, y si es así son ellos mismos lo que estarían desprestigiándolo?
No creo que Damien Hirst sea artista, francamente. Ya ha bajado los precios. Por algo será.
¿Si él no es artista quién lo es después de que Duchamp dijera aquello de que es arte lo que yo digo que es arte y expusiera un orinal?
Hay millones de personas que se sienten artistas y no lo son. Existe un filtro que hay que pasar y en mi opinión han de transcurrir cincuenta años para saber quién es artista y quién no lo es.
¿Entonces, los museos de arte contemporáneo se han precipitado apostando o invirtiendo en artistas que el tiempo va a dejar de lado, o el arte contemporáneo es una nebulosa sin reglas?
Después de Duchamp sí hay algo de trampa en el arte. Es un gran juego. Duchamp cambió las reglas porque no era Picasso, ni Matisse. Él tenía talento pero para ser considerado tenía que cambiar las reglas del juego y lo hizo con la transgresión y el escándalo, pero después del escándalo ya no hay nada más. Personalmente hace años que no voy a la Bienal de Venecia porque no puedo más, no me interesa. Cinco millones de chinos no me interesan. Prefiero ir por detrás, buscar nuevas galerías y artistas. En España hay grandes artistas pero desconocidos para el mundo porque no tienen galería en Nueva York. ¿Quién representa a los artistas españoles en el exterior? Ese es el problema.
Hablando de galerías ¿metemos en el mismo saco a las ferias?
Es que el mundo del arte se ha acabado. Recuerdo el primer ARCO. Fue increíble. Era descubrir el mundo del arte. Vinieron las grandes galerías. Era diferente.
Decía que los españoles no han podido tener una mayor proyección en el extranjero pero ¿qué cree que han aportado?
Hay muchos artistas interesantes en España, muchos más que en Francia o en Italia. El problema de muchos artistas es que trabajan con nuevos medios y los coleccionistas no van a ARCO.


Vivimos en una etapa donde el arte está absorvido por el capitalismo, en manos de galerías, críticos, coleccionistas... quienes deciden lo que es o no arte en función de sus propios beneficios, el arte se parece cada vez más a Wall Street.
¿Es hora de una revolución en el arte contra la corrupción?